La Reserva del Kalahari Central es la mayor reserva del sur de África y la segunda mayor del mundo, con una superficie de 52,800 kilómetros cuadrados. Es difícil estar preparado para su inmensidad, dándonos la sensación de estar en un espacio infinito del que se desprende una belleza misteriosa y salvaje. Esta enorme superficie está cubierta de hierbas doradas que nos llegan a la cintura, árboles enanos y matorrales, y la sensación es que parecen extenderse sin fin. Las especies que destacan son mongononos, acacias arenarias y marulas del Kalahari, que se intercalan con pastizales, algunas dunas de arena, y valles de ríos fósiles poco profundos. Salpicando esta densa vegetación adaptada a condiciones de muy escasas lluvias aparecen salinas, que se asemejan a blancas extensiones de tierra que se funden con el azul del cielo. Por la noche, el espectáculo de estrellas resulta totalmente fascinantes, llenando el lugar de resplandor. La Reserva del Kalahari Central se fundó originariamente en 1961 con la intención de que sirviera de hogar para los San en el corazón del Kalahari, permitiéndoles, de esta manera, practicar su estilo de vida tradicional como cazadores y recolectores, sin ninguna influencia del exterior. La reserva permaneció cerrada durante aproximadamente unos 30 años, hasta que en las décadas de 1980 y 1990 se permitieron visitas no guiadas ni organizadas, aunque sometidas a un control estricto y siempre en pequeñas cantidades. Durante y poco después de la época de lluvias, la reserva está a rebosar de animales salvajes, que se reúnen en las mejores zonas de pastizales. Podemos encontrar grandes manadas de gacelas saltarinas, ñus, alcelafos, órices del Cabo y jirafas. Pero el mayor atractivo de la zona es recorrer un espacio totalmente virgen, de dimensiones que parecen infinitas.